domingo, 26 de agosto de 2012

MI PORTÁTIL HA MUERTO.


MI VETUSTO PORTÁTIL TOSHIBA SATELLITE A-50 HA MUERTO


Me ha estado acompañando durante 9 años, tardé en pagarlo 24 meses, me costó 1450€, una pasta para aquellos tiempos (y para ahora). Un tiempo en el que habré pasado miles de horas junto a él, dos docenas de ventanas abiertas siempre a la vez, con Internet, con el jDownloader, con la música, con el Autocad, el Presto, ¿cuántos proyectos habrá visto este portátil? ¿Cuántos archivos de Word y Excel, por decir algo, habré creado en él?... no se ha calentado nunca, casi nunca he tenido que forzar un reinicio, fue muy considerado conmigo hace unos años cuando viendo que le iba a fallar el disco duro me dio señales para que hiciera copias de seguridad,... 




No sé, pienso que voy a echarlo mucho de menos. Hasta el último momento no he querido resignarme a qué ya no podía con todo, en que sus tareas diarias le hacían sufrir, cada vez más lento, más cargado… quise ayudarlo hace apenas un par de meses, ampliándole la RAM a 2 Gb,… pero ya era tarde para él, algo había en su interior que no iba bien… Yo lo sabía y por eso quería estar con él, hasta el último momento, hasta el final, como en la película del Último Samurái: “Estuviste con él hasta el final… ¿Lo viste morir? 


Sí, sí, lo vi, estuve con él. Era la hora de almorzar, yo siempre que bajo a comer, lo dejaba en suspensión para al volver, allí estaba él para continuar en un alarde de productividad desmesurada. En esta ocasión, a la llamada de “Cariño, ya puedes bajar, que está la comida”, “Ya voy, Mari, ya voy, guardo y bajo…” dije y a la vez pensé: “Hoy estás especialmente caliente macho, las calores de este verano , no te están sentando bien… voy a apagarte un rato para que descanses” … Y plasffff, en eso, un pantallazo en azul, así de sopetón, y luego una sombra negra fue poco a poco apoderándose de la pantalla, desde los bordes al centro, para finalmente apagarse…. Morir.


Intenté reanimarlo, pulse varias veces el botón de encendido, tres compresiones fuertes y una suave, luego acercaba la oreja al teclado, por la zona del disco duro, intentando detectar una muestra de vida, por pequeña que fuera,… Ya no volvió; su final fue así, tranquilo, sin ruido, como queriendo decir, ¡Tranquilo, es mi hora!


Os dejo un vídeo a modo de homenaje por los servicios prestados.



3 comentarios:

  1. Ánimo!!!, yo también sufrí pérdidas similares y me hago cargo de tu duelo. Siempre nos quedarán los buenos recuerdos!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por los ánimos Juan, en estos momentos más que nunca se agradece el apoyo. Te dejo que estoy a escape para terminar el curso que he perdido mucho tiempo con la pérdida y este homenaje.

    ResponderEliminar